El Modernismo
llegó a Ecuador con considerable retraso respecto a los otros países.
Razones para esto son las constantes guerras civiles a las que el país
estaba sometido a causa de las disputas entre conservadores y liberales.
Sin embargo, los exponentes del modernismo en Ecuador alcanzaron un
nivel de prestigio muy alto en toda América y aún hoy siguen siendo
incluidos en colecciones de poesía universal. Todos tienen como
característica haber leído a Baudelaire y a Verlaine en su lengua original, y sus poesías están llenas de evocaciones a la muerte y al misticismo.
Los cuatro integrantes del modernismo en Ecuador fueron los guayaquileños Medardo Ángel Silva (1898-1919) y Ernesto Noboa y Caamaño (1891-1927); y los quiteños Arturo Borja (1892-1912) y Humberto Fierro (1890-1929). Estos fueron llamados posteriormente la Generación decapitada, principalmente por que los cuatro se suicidaron y por las características en común que compartían sus poesías.
Medardo Ángel Silva fue el más alabado entre ellos, considerado por
muchos el poeta más fino que ha tenido el Ecuador, aunque aun así
publicó en vida sólo un libro de poesías, El árbol del bien y del mal. Otros poetas ecuatorianos considerados también modernistas son el cuencano Alfonso Moreno Mora (1890-1940) y el manabita José María Egas. (1896-1982).
La Generación Decapitada fue una agrupación literaria, formada por cuatro poetas jóvenes ecuatorianos en las primeras décadas del siglo XX.
Dos guayaquileños, Medardo Ángel Silva y Ernesto Noboa y Caamaño; y, dos quiteños, Arturo Borja y Humberto Fierro, fueron los precursores del Modernismo en el Ecuador. Estos cuatro escritores fueron grandemente influenciados por el movimiento modernista de Rubén Darío y la poesía simbolista francesa de finales del siglo XIX. Todos leyeron en su lengua original a emblemáticos bardos franceses como: Baudelaire, Victor Hugo, Samain, Rimbaud y Verlaine.
A esta generación se la denominó «decapitada» por el hecho de que
todos estos poetas murieron a muy temprana edad, Silva a los 21, Borja a
los 20, Fierro a los 39, Noboa a los 38; y porque la muerte de los
cuatro fue por mano propia. Cabe destacar el hecho de que aunque ellos
se conocieron en vida e incluso se dedicaron poemas mutuamente, nunca se
reunieron para crear propiamente una agrupación literaria.
El término «generación decapitada» nació a mediados del siglo XX,
cuando algunos periodistas e historiadores ecuatorianos decidieron
nombrarla al notar similitudes poéticas entre estos autores.
El libro El árbol del bien y del mal, de Medardo Ángel Silva, es una colección de bellos poemas. La poesía El alma en los labios,
que Medardo escribió días antes de su muerte y que estaba dedicada a
«Su amada», se convirtió en un popular pasillo interpretado
magistralmente por Julio Jaramillo con música de Francisco Paredes Herrera, dejando así en claro su estilo de poesía depresiva, melancólica, llena de hermosos versos de amor extremis llamando tal vez sin querer a la muerte en forma de musa inspiradora.
De igual modo, el poema Para mí tu recuerdo, de Arturo Borja, fue musicalizado, como pasillo, por el compositor Miguel Ángel Casares Viteri, pasando a ser interpretado por destacados vocalistas como Carlota Jaramillo y Bolívar “El Pollo” Ortiz
No hay comentarios:
Publicar un comentario